martes, 15 de mayo de 2007

Historias persas (I)


Ya que estoy utilizando su nombre como nick en estos blogs, es de recibo que hable un poco de Omar Khayyam, poeta y astrónomo persa del siglo XI. En realidad no voy a hacer un resumen de su vida, fructífera en lo científico y apasionante en lo personal, porque ya hay suficiente material en la red (¡Oh, Google, oráculo de nuestro tiempo!) y un buen puñado de libros mezcla entre novela y biografía al respecto. Para el lector interesado (esa esquiva criatura) puedo recomendar Omar Khayyam de Harold Lamb. Es una biografía novelada bastante amena y muy bien documentada, ya que Lamb fue historiador pero también un prolífico escritor con muy buena pluma (en el sentido literario del término).

Khayyam nos ha dejado en su vertiente poética los Rubbaiyyat, una serie de poemas en los que reflexiona sobre la vida, la muerte, la religión, el amor, la moral y el conocimiento. Originalmente escritos en farsi, parece ser que su traducción es un auténtico quebradero de cabeza debido a la propia estructura de los versos y su rima, pero en cualquier caso son deliciosos y altamente recomendables.

Por el lado científico, sólo nos ha llegado una pequeña parte de lo que hizo. Elaboró un calendario de una precisión pasmosa, y multitud de tablas astronómicas que tuvo que dejar inconclusas. Fue un apasionado de la geometría: tradujo y comentó en árabe varias obras de Euclides (entre ellas los Elementos) y nos ha dejado para la posteridad un método geométrico para encontrar las raices de polinomios de tercer grado (problema bastante peliagudo en la época) mediante intersecciones de cónicas.

Pero no es su producción literaria (algunos expertos dicen que no era tan bueno, y que mucho de lo que nos ha llegado atribuído a él no es suyo en realidad) ni científica en lo que estoy interesado ahora, sino en ciertos hechos de su vida que son tan fantásticos que parecen sacados de Las Mil y Una Noches.

Eran tres amigos de la infancia: Omar Khayyam, Hassan ibn Sabbah y Nizam-al-Mulk. Como todos los niños, tuvieros sueños de futuro, de prosperidad y aventura. Pero eran tan amigos que hicieron un juramento: si alguno de los tres tenía alguna vez éxito en la vida, haría todo lo posible por ayudar a los otros dos. Los sueños de la infancia sueños son, y se disipan con facilidad con el discurrir del tiempo aunque, a veces, esos sueños se hacen realidad. La vida da muchas vueltas y nunca se sabe lo que nos depara el destino. Y esto fue lo que ocurrió aquí. De los tres amigos, uno llegó a ser ciertamente una figura poderosa: Nizam-al-Mulk, un genio de la política y con una visión estratégica y militar increibles llegó a ser visir de Malik Shah, el monarca que llevó al Imperio Selyúcida a su apogeo y, por lo tanto, el hombre más poderoso del Oriente Medio en su época.

Nizam-al-Mulk cumplió su palabra dada en la infancia. Era la mano derecha de Malik Shah y nada se le negaba, así que nombró ministro a Hassan y, conociendo sus inquietudes, creó un observatorio astronómico en la ciudad de Marv e hizo a Omar su director. Allí fue donde Khayyam elaboró la mayor parte de su obra.

De los tres amigos, Omar y Nizam tenían cerebros prodigiosos. Hassan era quizá el menos dotado pero era sin duda una persona muy inteligente. Muy inteligente y muy ambicioso. Tenía grandes planes y hasta entonces le habían faltado recursos para llevarlos a cabo. Pero como ministro en la corte de Malik Shah tenía gran cantidad de poder al alcance de la mano y contactos muy útiles. Así fue como sin saberlo, Nizam-al-Mulk, una persona de integridad y lealtad probadas, había plantado sin saberlo la semilla de la traición en el mismo corazón del Imperio Selyúcida.

Continuará...

2 comentarios:

Hipatia dijo...

¡Guau, Jacobo! Me encanta la historia. Había oído campanas pero no con tanta intensidad ni precisión como lo que nos presentas aquí.
Me he quedado con ganas de saber más, así que espero ansiosa la siguiente entrega.
¡Gracias!
Un beso desde la Enterprise.

Galatea dijo...

Genial!! Me encanta la historia pero no el "continuará"!!!!! Jooo nos dejas a medias. Estoy impaciente por conocer el final.
Gracias y un abrazo infinito.